viernes, 27 de abril de 2012

EL SEMBRADOR DE BELLOTAS


En 1930 un joven viajero exploraba los Alpes Franceses. Llegó a una vasta extensión de tierra estéril. Estaba desolada. Era amenazante. Era horrible. Era el tipo de lugar del que uno sale huyendo de prisa.

Entonces, de repente, el joven viajero se detuvo sobre sus talones. En medio de este vasto desierto había un anciano encorvado. Sobre su espalda cargaba un saco de bellotas. En su mano había un trozo de tubo de hierro de metro y medio.

El hombre usaba el tubo de hierro para abrir agujeros en la tierra. Entonces, sacaba del saco que traía una bellota y la colocaba en el agujero. Luego, el anciano le dijo al viajero: “He sembrado más de 100,000 bellotas. Quizás tan solo una décima parte de ellas crecerán”. La esposa e hijo del anciano habían muerto, y esta era la manera como él había decidido invertir sus últimos años. “Quiero hacer algo útil”, dijo él.

Veinticinco años después, el ahora no tan joven viajero regresó al mismo paraje desolado. Lo que vio lo sorprendió. No podía creer lo que veían sus propios ojos. La tierra estaba cubierta con un hermoso bosque de tres kilómetros de ancho y ocho de largo. Las aves cantaban y los animales jugaban y las flores silvestres perfumaban el ambiente.

El viajero se quedó contemplándolo, recordando la desolación que alguna vez estuviese en su lugar; un hermoso bosque de robles ahora se levantaba allí -sólo porque alguien se interesó.

miércoles, 25 de abril de 2012

UN ERROR PERFECTO....

Mi abuelo amaba la vida – especialmente cuando podía hacerle una broma a alguien. Hasta que un frío domingo en Chicago, mi abuelo pensó que Dios le había jugado una broma. Entonces no le causó mucha gracia. Él era carpintero.

Ese día particularmente él había estado en la Iglesia haciendo unos baúles de madera para la ropa y otros artículos que enviarían a un orfelinato a China.Cuando regresaba a su casa, metió la mano al bolsillo de su camisa para sacar sus lentes, pero no estaban ahí. Él estaba seguro de haberlos puesto ahí esa mañana, así fue se regresó a la Iglesia. Los buscó, pero no los encontró.

Entonces se dio cuenta de que los lentes se habían caído del bolsillo de su camisa, sin él darse cuenta, mientras trabajaba en los baúles que ya había cerrado y empacado. ¡Sus nuevos lentes iban camino a China!. La Gran Depresión estaba en su apogeo y mi abuelo tenia 6 hijos.
Él había gastado 20 dólares en esos lentes. “No es justo” le dijo a Dios mientras manejaba frustrado de regreso a su casa. “Yo he hecho una obra buena donando mi tiempo y dinero y ahora esto”.

Varios meses después, el Director del orfelinato estaba de visita en Estados Unidos. Quería visitar todas las Iglesias que lo habían ayudado cuando estaba en China, así que llegó un domingo en la noche a la pequeña Iglesia a donde asistía mi abuelo en Chicago. Mi abuelo y su familia estaban sentados entre los fieles, como de costumbre.

El misionero empezó por agradecer a la gente por su bondad al apoyar al orfelinato con sus donaciones. “Pero más que nada”, dijo “Debo agradecerles por los lentes que mandaron. Verán, los comunistas habían entrado al orfelinato, destruyendo todo lo que teníamos, incluyendo mis lentes. ¡Estaba desesperado! Aún y cuando tuviera el dinero para comprar otros, no había donde. Además de no poder ver bien, todos los días tenia fuertes dolores de cabeza, así que mis compañeros y yo estuvimos pidiendo mucho a Dios por esto. Entonces llegaron sus donaciones.

Cuando mis compañeros sacaron todo, encontraron unos lentes encima de una de las cajas”. El misionero hizo una larga pausa, como permitiendo que todos digirieran sus palabras. Luego, aún maravillado, continuó: “Amigos, cuando me puse los lentes, eran como si los hubieran mandado hacer justo para mí!, ¡Quiero agradecerles por ser parte de esto!”.
Toda las personas escucharon, y estaban contentos por los lentes milagrosos. Pero el misionero debió haberse confundido de Iglesia, pensaron. No había ningunos lentes en la lista de productos que habían enviado a China.

Pero sentado atrás en silencio, con lágrimas en sus ojos, un carpintero ordinario se daba cuenta de que el Carpintero Maestro lo había utilizado de una manera extraordinaria.

martes, 24 de abril de 2012

EL SABIO Y EL REY


La forma de decir las cosas puede cambiar el ánimo y disposición de quienes te escuchan.
Un Rey soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño. 

- ¡Qué desgracia mi señor! – exclamó el Sabio – Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad. 

- ¡Qué insolencia! – gritó el Rey enfurecido – ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos. 

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Rey con atención, le dijo: 

- ¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes. 

Se iluminó el semblante del Rey con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. 

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. 

- Recuerda bien amigo mío – respondió el segundo Sabio – que todo depende de la forma en el decir… uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas. 

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.

“El hombre ha recibido el don de la palabra… y cuando la emplea adecuadamente transmite mensajes que nos ayudan a ser mejores. ”
jores. ”

lunes, 23 de abril de 2012

NOSTALGIA


A veces te sientes como un arado que barre siempre el mismo surco
y piensas que el trabajo sería más blando si caminaras en compañía.
A veces te enredas en la nostalgia de lo que dejaste atrás y,
así como el agua busca su nivel tu sangre tira y lleva lejos tu memoria.

Miras por sobre el hombro y recuerdas a tus amigos,
tu vieja casa, tu ayer o ese alguien especial para ti.
Puedes llegar a maldecir tu decisión de comenzar el camino  y te pierdes en los “cómo hubiera sido si…”

Otras veces encuentras injusto el precio de tu soledad  y revuelves en los pliegues de tu pasado
como quien busca monedas en los bolsillos de un muerto.

Tu mente menor inventa recuerdos
y fabrica diálogos que lo expliquen todo:

respondes a preguntas que nunca te hicieron
e interrogas a quien no tuviste coraje  de preguntar.

Pero descubres que no hay risa que devuelva lo perdido,
lo llorado, ni dé verde a lo marchito.
¿Pero tú, buscador, estás seguro de haber perdido?
Cuidado:

Tú no vives de recuerdos,
sino que los recuerdos viven de ti.
Son miles de bocas que devoran la fuerza que necesitas para seguir adelante.
Te digo que no existe nada de malo
en esos sentimientos en tanto no te dejes sofocar.
Si esto sucede es porque estás olvidando.  Estás no-recordando.
Dime:

¿De quién te acuerdas cuando te acuerdas de ti?
¿Del niño que corría entre los árboles?
¿Del joven  que soñaba con viajes lejanos?
¿De lo que fuiste ayer?

Todas esas vivencias tiene la marca de lo fugaz:

están escritas en tu memoria como la sombra
que un pájaro en vuelo  deja sobre el agua.
Pero recordarse de sí no quiere decir tener  memoria.
La memoria y el olvido son funciones  de tu mente menor
y en cambio el recuerdo de sí pertenece al ser  profundo.
Escucha: tú no has renunciado a amar por seguir la vía
sin embargo puede parecerte
que por seguir la vía has dejado de amar.

Recuerda bien, buscador no sea cosa que lo que crees
que has perdido sea sólo otro juego de tu mente
así como tus recuerdos emotivos
pueden ser sólo reflejos condicionados
y la historia que añoras un invento de tu nada.
Observa qué curioso:

Ciertas cosas llegan a tu vida cuando ya no las precisas.
Arriban con un retardo inexplicable cuando la cola de tu ilusión
ya dio vuelta en la esquina.

Un amor demasiado grande y por lo tanto insostenible para tu miedo de amar
nunca te embiste al mismo tiempo  que su fulgor.

Primero te encandila y te hace soñar,  después nace en ti el deseo de poseerlo.
Entonces desaparece se va de tu vida.

En realidad son cosas que te protegen de ellas mismas
y te ponen a salvo del riesgo de su presencia
por eso a veces tienes la sensación
que alguien golpea demasiado tarde a tu puerta.

En el fondo se trata de un acto oculto de respeto
y de protección porque el objeto
o el afecto que deseabas puede volver a ti
pero no en el momento del deseo sino
cuando comprendas que puedes  vivir sin él.

El buscador no cree en el amor eterno sino en el eterno amor.
Por eso, si recuerdas una gran amistad o un gran amor
hazlo con la delicada alegría de los amigos
que amaron no con la posesividad de los insatisfechos.
Abre las manos del alma  y deja andar su recuerdo
como si liberaras una paloma cautiva.
Esto también te servirá para aprender.