viernes, 18 de mayo de 2012

AL OTRO LADO DE LA PUERTA…


Había un médico del campo que llevaba su perro consigo cuando iba a visitar a sus pacientes. El perro se quedaba afuera mientras el médico entraba en las casas para atender a la gente.

En una ocasión, el médico visitó la casa de un hombre con una enfermedad grave. Al hombre le quedaba poco tiempo de vida. El enfermo confesó al médico que tenía miedo y le preguntó: “¿Cómo es la muerte?”

El médico se quedó pensando. Luego se levantó y abrió la puerta de la casa. Su fiel amigo canino entró gozosamente, saltando de alegría al poder estar de nuevo con su amo.

El médico miró al hombre moribundo y le dijo: “¿Ves a este perro? No tenía la menor idea qué había de este lado de la puerta. Lo único que sabía era que su amo estaba ahí, y quería estar con él.”

“Así me siento en cuanto a la muerte,” el sabio continuó. “No puedo explicar todo lo que pasará, ni cómo se sentirá. No estoy de todo seguro qué habrá al otro lado de esa puerta. Pero yo sé quién está ahí, y eso me es suficiente. Estaré para siempre con mi Amo.”

La muerte es una cosa que da miedo. Hay mucha incertidumbre. Hay muchas cosas que yo desconozco. Algunas personas dicen poder explicar exactamente qué pasará cuando lleguemos a ese momento. Yo no. No sé todos los detalles de lo que pasará.

Otros quieren debatir cómo será la vida después de la muerte. No me uno a esas conversaciones. Hay mucho que yo no sé.

Pero sé quién me espera al otro lado de la puerta. Cuando deje este mundo, iré para estar con Jesucristo. Ese conocimiento me basta.

El apóstol Juan escribió: “Queridos hermanos, ya somos hijos de Dios. Y aunque no se ve todavía lo que seremos después, sabemos que cuando Jesucristo aparezca seremos como él, porque lo veremos tal como es.” (1 Juan 3:2) No sabe
mos lo que seremos, pero seremos como él. Y estaremos con él.

No tenemos que temer lo que está del otro lado de la puerta. Podemos enfocarnos en quién está al otro lado. ¿No es la mejor forma de enfrentar el final de nuestra vida terrenal?.



Hubo un momento en el que nada de lo que hacías resultaba, cuando de pronto apareció la respuesta.

Hubo un momento en el que dejaste de creer en el amor y de repente tu corazón, con más intensidad que nunca, lo encontró de nuevo.

Hubo un momento en el que por el desierto se esparcían tus palabras y hoy dan retoño sus semillas.

Hubo un momento en el que creíste que era lo peor que te podía pasar y hoy agradeces tu destino.

Hubo un momento en el que jurabas que no podrías pasar esa prueba y hoy es tan sólo un paso más.

Hubo un momento en el que creíste que no podías hacer algo y hoy te sorprendes de lo bien que lo haces.

Hubo un momento en el que los monstruos y los ogros intimidaban tu vida y hoy sonríes al ver cómo tus miedos engrandecían sus sombras.

Un día nací, un día moriré, y nada me llevaré aunque me haya pasado la vida ahorrando. ¿Estoy realmente viviendo atesorando sin gastar para lo que me gusta?

Una casa está hecha de roca y madera, y un hogar de amor y entrega. ¿Tienes un hogar o solamente una casa?

Si lloras por haber perdido el sol, entonces no podrás ver las estrellas. Cuando viene la noche el sol se va, pero las estrellas son visibles. ¿Estás llorando por lo que ya pasó no aprovechando la vista para ver lo que Dios quieres que veas?

Si toda tu vida es de lamentos, entonces no tendrás tiempo para reír. ¿Estás separando tiempo para reír y no estas malgastando todo el tiempo en lloros?

Nunca olvides que la vida es más grande que tus miedos, que tu fuerza es mayor que tus dudas.

Aunque tu mente esté confundida, tu corazón siempre sabrá la respuesta, y con el tiempo, lo que hoy es difícil, mañana será un tesoro.

Rendirse es muy común en el ser humano; existen ocasiones cuando deseamos bajar los brazos y partir o descansar; no hacer más nada y dejarnos llevar por la corriente.

No rendirse significa luchar, no dejarse abatir por la lucha, seguir de pie aunque estemos heridos y continuar hasta doblegar aquello que nos aflige en el momento de la tentación de rendirse. Sobreponerse a un fracaso, a una ingratitud, a una enfermedad o a cualquier adversidad, es duro, pero vale el esfuerzo hacerlo, pues con ello nos damos cuenta que dentro de nosotros existe un potencial que nos fue dado para que seamos vencedores, pero ahora en Cristo este potencial ha sido maximizado de tal manera que somos más que vencedores.

No te rindas.

Y por más que ella lo acosaba día tras día para que se acostara con ella y le hiciera compañía, José se mantuvo firme en su rechazo. Génesis 39:10

Pero Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes y ved la salvación que el SEÑOR hará hoy por vosotros; porque los egipcios a quienes habéis visto hoy, no los volveréis a ver jamás. Éxodo 14:13.

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