Por qué nos costará tanto trabajo entender que tenemos
un DIOS grande, todopoderoso, sobrenatural e ilimitado? ¿Será que la religiosidad se
ha encargado de matar en nosotros la fe? Me refiero a esa fe genuina, la que
cree aún sin necesidad de ver, ni tocar… Necesitamos una fe, como la que
le pidió Jesús a Marta, frente a la tumba de su hermano Lázaro: “¿No te he dicho que si crees verás la
gloria de Dios”. (Juan 11: 40) Creer primero, ¡para luego ver! Fe, como la que manifestó el
centurión romano cuando le dijo a Jesús,
“solo di la Palabra y mi criado sanará”(Mateo 8.8) He visto a algunas personas
¡saltando y dejando sus sillas de rueda para siempre! Entre lloros, risas
y profunda gratitud, han levantado su adoración a ese Dios
grande, todopoderoso, sobrenatural e ilimitado que les hizo el milagro! También he
visto rostros de mucha tristeza y frustración, en personas que han acudido a un
servicio similar, con la esperanza de hallar sanidad, de una enfermedad que les
ha tenido atados, por muchos años; incluso de nacimiento ¿Por qué salieron con
las manos vacías?… ¿Les faltó fe, para alcanzar el milagro? El hecho de que estaban
allí, hace pensar que acudieron a la invitación, porque creyeron.
Incluso, si no les hubiese alcanzado su propia fe, Dios podría obrar
por la fe de quienes les invitaron y les transportaron hasta ese lugar,
creyendo. Aquel paralítico que fue llevado en andas por los 4 amigos y lo
bajaron por el techo, delante de Jesús (Mateo 9:2) no sabemos si él creía, pero
Jesús vio la fe de ellos, y
fue suficiente para que El lo sanara. No debemos
olvidar que además de grande, todopoderoso, sobrenatural e ilimitado, nuestro Dios es Soberano.
Eso quiere decir, que en su sola potestad está:AQUELLO que El
hará, CÓMO El lo hará y CUÁNDO lo hará
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