Cierta vez, un conductor se
desplazaba por una autopista a una velocidad excesivamente alta, cuando, de
repente justo después de una curva aparece un hombre parado en medio de la vía,
haciendo señal de parada con los brazos y de una forma desesperante.
El conductor, sorprendido y a la vez
asustado, toca insistentemente la bocina para ver si así el individuo se
quitaba del camino. Pero fue inútil, el hombre seguía haciendo señal de pare
con sus brazos.
Debe de estar loco, dijo el conductor
mientras pisaba el freno provocando un fuerte chillido y dejando dos largas
marcas negras en el pavimento, logrando así detener el auto antes de chocar a
aquel hombre. Muy enojado, se desmonta del carro y, estrellando la puerta, se
dirige hacia el hombre y le dice: Acaso no tienes ojos? No ves lo peligrosa que
es esta carretera y te atraviesas en ella como si nada? O acaso eres loco para
no ver el peligro que corres?
No, señor, no estoy loco, le contesto
el individuo. Lo que pasa es que el puente que esta en la próxima curva acaba
de desplomarse; y sabía que, si no hacia algo, usted, en este momento, ya
estaría muerto. Tuve que arriesgar mi vida para ver si podía salvar la suya.
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