Hace mucho tiempo, un rey
colocó una gran roca obstaculizando un camino.
Luego se escondió y observó
para ver si alguien quitaba la roca.
Algunos de los comerciantes
más adinerados del reino y cortesanos pasaron por el camino, y simplemente
giraron y pasaron al lado de la roca.
Muchos culparon al rey
ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para
sacar la piedra del camino.
Luego pasó un campesino con
una carga de verduras.
Al aproximarse a la roca, el
campesino puso su carga en el piso y trató de mover la roca a un lado del
camino.
Después de empujar y
fatigarse mucho, lo logró.
Mientras recogía su carga de
vegetales, vio una bolsa en el suelo, justo donde había estado la roca.
Abrió la bolsa y, dentro de
ella, encontró una cartera que contenía muchas monedas de oro y una nota del
mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del
camino.
El campesino aprendió lo que
los otros nunca entendieron.
Cada obstáculo presenta una
oportunidad para mejorar, si se actúa en vez de quejarse.
Romanos
8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.”
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