En alguna parte había un campesino
que tenía una inmensa extensión de terreno. Vivía de lo que este le producía.
Como tú sabes, los ciclos de la agricultura a veces dan y otras quitan. El
campesino de nuestra historia tuvo muchos problemas para subsistir. Desilusionado,
pensó en vender sus terrenos e irse a la ciudad.
Un pariente que había tenido la
oportunidad de trabajar en el campo petrolero le sugirió que esperara pues el
tenía el presentimiento de que en esa tierra había petróleo, porque era muy
similar a lo que el había conocido. Llevó a los técnicos, quienes empezaron a
indagar y para sorpresa del campesino, pocos días después habían hallado una
gigantesca mina petrolera que lo hizo muy rico.
La pregunta es: ¿El campesino se hizo
rico de la noche a la mañana? o ¿el campesino ya era rico y el no lo sabía?.
Estoy seguro que respondiste “El
campesino ya era rico y no lo sabía”. Es cierto. Es lo mismo que te pasa a ti o
me pasa a mi; somos propietarios de una enorme mina: la vida que Dios nos
regaló, los dones con que nos bendijo para ser bendición.
¿Acaso vas a dejar semejante riqueza
enterrada?.
Proverbios 22:4
“Riquezas, y honra, y vida, Son la remuneración de la humildad y del temor de Dios”
“Riquezas, y honra, y vida, Son la remuneración de la humildad y del temor de Dios”
Proverbios 13:7
“Hay quienes se hacen ricos, y no tienen nada: Y hay quienes se hacen pobres, y tienen muchas riquezas.”
“Hay quienes se hacen ricos, y no tienen nada: Y hay quienes se hacen pobres, y tienen muchas riquezas.”
Proverbios 3:16
“Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda riquezas y honra.”
“Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda riquezas y honra.”
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