martes, 18 de septiembre de 2012

EL ESCRITOR QUE SE SOLTÓ DE DIOS…


“Instrúyeme, Señor, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre”. 
(Salmo 87: 11)
Fedor Dostoievski,  célebre escritor  ruso  nacido en Moscú en 1821 y fallecido en 1881,  fue  condenado a prisión en 1849  por   participar en actividades antigubernamentales. Se dice que precisamente  estando en la  cárcel, solo tuvo acceso a la lectura de un Nuevo Testamento, a través del cual reforzó su conocimiento,  fe y amor  en  Dios.

Sin embargo, luego de 5 años de    condena, en que Dostoievski regresó a la vida normal para seguir haciendo lo que tanto le gustaba: escribir, su  vida personal y su  pasión por lo espiritual empezaron a resquebrajarse.  Y es que el   célebre intelectual,   llevaba consigo las  secuelas de una   infancia tormentosa, ocasionada por la relación con un  padre   déspota,   a lo que se agregó la  muerte prematura de su madre.  Otros traumas posteriores   fueron :  la pérdida de su progenitor  ,  torturado y asesinado por un grupo de campesinos;  la  muerte de su esposa ,  el deceso  de  su hermano, el fallecimiento  de la    primera hija en su segundo matrimonio, su adicción a los juegos de azar,  el asedio de acreedores que lo buscaban para cobrar viejas y nuevas deudas ; y,  su enfermedad: la epilepsia.

De allí que como escritor, este  autor de:   “Recuerdos de la casa de los muertos”,   “Crimen y Castigo” ,  Los hermanos Karamazov”…   dejó un legado que lo coloca entre los grandes de la literatura universal,   lamentablemente  como cristiano, no trascendió; se perdió, pues los  factores ya anotados , más el “soltarse”  de  la mano de  Dios,  lo sumieron en una vida vacía, angustiosa , desgraciada,    hasta los mismos días de su muerte.

Quizá a  usted o a mí nos ocurrió alguna vez que los infortunios  nos llevaron al desaliento,   al auto compasión, empujándonos a   buscar refugio en todo,  menos en Dios,  atentando contra  el modelo inicial que tuvo Él  para con nuestra vida.

No dejemos pues que nade nos aparte de la búsqueda incesante del Señor,  para que cuando los problemas lleguen, (porque aunque seamos seguidores de Cristo,  igual llegarán) nos encuentren firmemente agarrados de su mano poderosa; y nos eviten la ansiedad   de intentar solucionar las cosas a nuestro modo y  manera , y lo que es peor ,  a vivir   sin rumbo, sin nada  que   nos llene , que nos haga    felices, como a Dostoievski, que interiormente no le sirvieron de nada el talento y la fama..

Amigos virtuales: vivamos entendiendo que los mortales somos –a decir del salmista- como un sueño: “nacemos por la mañana, como la hierba que al amanecer brota lozana, y por la noche ya está marchita y seca”. (Salmo 90:5-6)

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